El discurso que afirma la existencia de una cultura del incumplimiento en Latinoamérica tiene amplio dominio en nuestro imaginario jurídico-político. Según dicho discurso los latinoamericanos somos más proclives a incumplir las normas (sobre todo las jurídicas)en comparación a personas de otras partes del planeta, en especial de países como EE. UU., Inglaterra o Alemania (GRONDONA, 2000, pp. 44-55; HUNTINGTON, 2004; NORTH, 2005, pp. 103-115; O’DONNELL, 1984). Este discurso, según se verá más adelante, tiene como premisa que en Latinoamérica existe una cultura de desafección a la autoridad y, por lo tanto, de incumplimiento del derecho. Dicha cultura sería consecuencia, entre otras causas, de la herencia colonial que recibió Latinoamérica procedente de la península ibérica.
El origen probable de este discurso se puede rastrear en textos que estudiaron las sociedades coloniales de América entre los siglos XVI y XVIII (DE LAS CASAS, 2011[1552]; DE ZORITA, 2003[1565-1585]; RAYNAL, 1788[1770]). En estos es concebido el incumplimiento de normas en sociedades formalmente independientes y países hegemónicos u organizaciones internacionales (así nunca hayan tenido una relación colonial formal) (Ibídem, pp. 247-248). Los estudios poscoloniales además comparten como premisa que los discursos coloniales y neocoloniales constituyen en cierto grado la identidad de los sujetos e impactan la relación entre el sujeto de la metrópolis y el sujeto colonial (CHILDS y WILLIAMS, 1997).